Colchón en el Agua
Agua y Arena, fue el mejor colchón y manta, para dormir una siesta en el Arroyo Feliciano una tarde de calor en Enero.
Debajo del puente de la Ruta 6, que me brindaba sombra, el agua brindaba el refresco para mi cuerpo y la arena se amoldaba a mi cuerpo y hacía de colchón.
El relajamiento hizo que mis ojos se cerraran, tirado con los brazos y piernas extendidas, tal Vitruvian de Leonardo Da Vinci, gran parte de mi cuerpo bajo el agua, solo la panza y mi nariz y boca para respirar por sobre ella, y hubiera deseado para tal ocasión tener branquias.
Pronto, según dicen las lenguas, roncaba como la moto sierra que sonaba en el monte en manos de un hachero , no se sabe, si mis ronquidos despertaron al Martín Pescador o los saltos que daban los peces en el agua ante tremendo cachalote que ocupaba medio arroyo.
Desde arriba del puente se asomaban viajeros, que bajaban de sus autos, que creían escuchar una gran lancha con motor fuera de borda navegando por el arroyo, una decepción para ellos, no sé, si el ver como yo disfrutaba de mi siesta o el ellos no poder hacer lo mismo.
Al rato, colorado, cual camarón, me desperté, me esperaba mi Amor, con tereré en la costa, con sonrisa de oreja a oreja por observar un espectáculo impagable y es allí que luego de un rato descubrí a Martín.