Todas las veces anteriores, se me habían cruzado algún zorro en el camino.
O iban ellos muy rápidos o la luz no me ayudaba para retratarlos.
Esta vez fue diferente, pareciera que todos salieron a posar para mi. Bastaba levantar la cabeza y mirar hacía un costado y en los montesitos podías encontrar alguno.
Era medio día, hacía un poco de calor y al parecer con la panza llena.
Lo que generaba una gran modorra en ellos.
Además, el estar acostumbrado a los visitantes ...
... hacía que estén muy quietitos descansando tirados en el pasto.
Veo pasar a un grupo de guarda parques, los cuales pararon y charlaron unos segundo con migo.
Me dijeron, que si me quedaba sentado frente a ellos, horas se quedarían contemplándome a mi, como yo a ellos .