jueves, 21 de enero de 2021

El Trabajo en "El Islas"

 

Todos los días estos trabajadores se suben a su camioneta, camión o tractor para ir a trabajar al monte, pero previamente deben pasar lugares con tanta belleza, que placer se debe sentir cada instante del recorrido.
Este es un recorrido pequeño de uno de los campesinos, pero si nos ponemos a recorrer la mayoría de los caminos de los demás, seguramente disfrutarán de un paisaje similar, quizá un arroyo, quizá subidas y bajadas más pronunciadas, algunos caminos más pedregosos.
Sin lugar a dudas todos rodeados de un verde bosque, de pinos reforestados o de monte natural, unos limpios para poder caminar entre ellos, otros con altos pastizales entremezclados de ortigas gigantes y flores silvestres.
Algunos caminos que nos permiten ver el sol u otros a los que solo acarician algunos rayos de luz.
Cada uno genera figuras diferentes, para ser retratados a cada paso, todos con la firma de la Madre Naturaleza.
Algunos, los memorizamos y queda impregnada la imagen en nuestra retina de por vida que creemos que cuando regresemos la podemos encontrar con los ojos cerrados, pero el monte, la selva actúa y se mueve a diario y al año siguiente generó una nueva panorámica.
Cuando se termina de trabajar, el regreso, luego de mover ramas, de limpiar montes, de cargar camiones, habiendo sudado y seguramente algunos golpes, con sus ropas impregnadas de un maquillaje color rojo punzó, gajos del oficio y sin lugar a dudas agotados.

A este lugar llegamos por Ruta Provincial Nº15
Hoy, en su mayoría están asfaltadas, en diferente estado, pero un gran avance para la mejora en la comunicación entre los diferentes pueblos del Este y el Oeste, pero hoy le dedico unas imágenes al recuerdo del presente que se remontan al pasado, la Ruta provincial Nº15, que une la Ciudad de Montecarlo en la Ruta 12 con la 14 en las cercanías del pueblo de Francan.
Una ruta en que sus laterales aun se pueden ver reservas de nuestros habitantes originarios entre mezclados con tierras que son usados para la cría de ganado vacuno o forestación por diferentes productores, por dicho camino debe ser transportados a su lugar de comercialización.

Transportados de la misma forma como lo hacían a mediados de siglo pasado, casi a paso de hombre, esquivando tremendas piedras y diferentes ondulaciones del terreno, imágenes que retraté durante esta tremenda sequía que aqueja a la provincia, que si los regímenes hídricos serían normales a estos caminos le deberíamos agregar arroyuelos y nacientes que lo crucen en esos casi 50 km de longitud que tiene
.

Misiones, una provincia insertada en la Selva, en donde vemos a su gente trabajar de sol a sol cada uno en las actividades más diversas, desde el cultivo de Yerba, Te, mandioca o reforestar, hasta hoy a la cría de ganado o diferentes frutos como papaya, naranja e inclusive pequeños viñedos como los que tenía hace más de 3 décadas mi abuelito.

Cada uno con las herramientas que dispone, desde carretas tiradas por huelles a modernos tractores, con hacha y machete o con moto sierra.

Sin lugar a dudas su paisaje selvático hace de la provincia que sea un paraíso en donde trabajar con un clima cálido y lluvioso por lo general, donde los galpones son construidos con la madera que ellos cultivan.

Su gente, de la más diversa, un verdadero crisol de razas, los originarios Guaraníes mezclados con nuestros criollos y los inmigrantes llegados de Europa, principalmente Ucrania, Polonia y Alemania y sin olvidar aquellos originarios de países limítrofes como el Paraguay y Brasil.


Video realizado por Jessica Weyreuter

lunes, 18 de enero de 2021

The Musical Box


Loros en Mi Pino Paraná ( o Brasil ) 


FRAGMENTO del Texto de Oscar Zaitch
Habían sembrado, hasta donde se perdía la vista, infinidad de retoños despreciables hasta para las hormigas por su pequeñez, pero que era de suponer que luego de diez años y diez metros de lluvia, habrían de serruchar y convertir en múltiples y jugosos billetes.
Una vez puesto en marcha el proyecto, Raúl se había consagrado de lleno a lo que en realidad más le importaba: crear un nuevo habitat, parecido al que venía idealizando cada vez que se demoraba en alguna comisaría a la espera de la devolución de alguno de sus hijos adolescentes. Un ambiente en verdad bucólico, de esos que imagina uno al escuchar la Pastoral, con ondulaciones verdes, aire puro y fresco, algunas ovejitas y tal vez hasta un zorzal. Con Raul sentado en los atardeceres, mirando el Betete o los ombúes, respirando hondo en un  silencio que hasta podría tocarse...


.... a los asados de Raúl se iban maravillados por la serenidad del sitio y reconciliados con la naturaleza.

Pero estaban los loros. Que en los primeros tiempos asombraron a Raúl del mismo modo que lo hicieran  los ñandues, las golondrinas, las liebres nocturnas, o las comadrejas y tejones que entre todos abusaban de su virgindad citadina hacia las especies silvestres . Los loros, que tenían por inquilinato múltiple a una planta centenaria a unos treinta metros de la casa, y que escandalizaban al mundo con sus chillidos. En realidad, los conocedores los clasificaron como cotorras, unos bichos que con un mínimo de materias se recibirían de loros y que como buenos estudiantes eran bullangueros hasta el infinito.
Lo que al principio había sido el fondo sonoro de la naturaleza, para el oído de tísico de Raúl, entrenado a diferenciar los timbres arrebatados de Arrau de la severidad formal de Backhaus en las sonatas de Beethoven, empezó a ser un ruidillo molesto al despertar en las madrugadas del verano, en que parece que los loros están quejosos por cualquier asunto. Pero una vez percibido, el griterío pareció aunmentar de volumen y también  a hacerse más frecuente. Al mes de haber descubierto “el ruido a loro”.
....Los nidos, enormes, esban como a veinte metros de altura, ...
fuera de ruta de toda posible trepada de los peones. Comenzó con un rifle de aire comprimido, porque odiaba las armas de fuego. Los balines llegaban tan desinflados a los nidos que apenas pudieron lesionar a un par de bichos, lo cual aumentó la gritería durante semanas.  Luego trajo unas culebras no venenosas, que si bien no alcanzarían para comerse al cotorraje, al menos –calculaba Raúl- provocaría la emigración por temor.
Pero los ofidios se negaron a trepar. 
Raúl despidió las culebras y comenzó un curso intensivo de cetrería. Compró capuchas y guanteletes de cuero crudo, y pagó a precio de oro tres gavilanes que se escaparon en la primera suelta, demostrando no haber aprendido nada de los humanos. Amenazando al especialista,  Raúl pudo conseguir que le repusieran el plantel, esta vez con halcones adiestrados. Sin embargo, Los animalitos se revelaron exquisitos en materia gastronómica, porque sólo persiguieron pichones. Sin duda los loros no eran parte de su dieta. Durante los meses siguientes probó con gatos, que huyeron al primer griterío.
La situación era gravísima porque Raúl se despertaba a las tres de la mañana esperando el incio del concierto en cualquier momento. Sufría mucho más los silencios que el alboroto, sabiendo de su pérdida inminente. Consideró blindar la casa con paneles acusticos ....
( continua ... pueden leer más textos de Oscar Zaitch en http://atrapadosporlaimagen.blogspot.com/search/label/Oscar%20Zaitch 



Loros en Mi Higuera durante el Verano

viernes, 15 de enero de 2021

Los Gladiadores

 


Los Gladiadores, nuestra selección Argentina de Handball


El Miércoles 13, dio inicio el Mundial, hoy viernes 15 a las 14:00 hs de nuestro país su primer partido frente a Congo


El Domingo contra Bahrein y el martes contra un Campeón olímpico y mundial, Dinamarca


Todo su sacrificio lo pondrán en la cancha, para ir superando se día a día.


Cada jugador, cada ex jugador, cada hincha los acompaña desde su lugar brindandole todo el apoyo que se merecen


Quizá, este sea el mundial, del gran despegue. 
Mi corazón así lo dice.
El mayor de los éxitos para cada uno de ellos.


Durante el mundial, iré agregando más fotos efectuadas en su última presentación en Villa Ballester 2020






domingo, 10 de enero de 2021

jueves, 7 de enero de 2021

La Sangre de mi Pasión

 


La Pasionaria, Mburucuyá o Passiflora caerulea, es una planta trepadora nativa para alambrados y pérgolas con una floración bellísima. Es abundante en Chaco, La Rioja, Misiones, Corrientes, Entre Ríos, Santa Fe y Buenos Aires. En Corrientes hay una ciudad que lleva su nombre y que es la cuna del chamamé y hay también un conocido parque nacional. En Argentina es particularmente abundante en Misiones, donde se la puede hallar al borde de las selvas o sobre los alambrados.


Su nombre científico le fue dado por botánico Carlos Linneo a raíz de que los religiosos de la época de la conquista la llamaban Pasionaria por ver en sus pétalos, pistilos y ramas la simbología de la pasión de Cristo. El epíteto especifico caerulea deriva del latín y significa azulado. Y en guaraní “mburucuyá” es ‘criadero de insectos’ .


La planta es polinizada fundamentalmente los abejorros, en especial uno localmente conocido como mangangá. En la región, las hojas de las pasionarias alimentan a las orugas de las mariposas espejitos (Agraulis vanillae maculosa), pero también a otras menos comunes. La más conocida es la passiflora caerulea pero hay muchísimas más dentro del género. Algunas nativas y otras no. La Passiflora edulis – el maracuyá – passiflora alata, passiflora chrysophylla, passiflora elegans y passiflora officinalis.

Varias especies de aves y mamíferos se alimentan de sus frutos con los que se hace un dulce riquísimo y sus hojas tienen propiedades para combatir el insomnio y la ansiedad.


Los nativos americanos usaron sus frutos como moneda de intercambio con otros pueblos. La pasionaria ha sido empleada tradicionalmente para combatir los estados de ansiedad, tensión nerviosa e insomnio, se usan las hojas en infusión, es antitusivo y antiasmático. Los guaraníes la utilizaban para preparar cataplasmas con las que trataban quemaduras, heridas e inflamaciones. Hay cientos de leyendas, cuentos y hasta compitió para ser la flor nacional de Argentina, pero perdió con el ceibo. Es la flor nacional de Paraguay.


Existen varias leyendas populares acerca del origen de las pasionarias.

Una de ellas cuenta que Mburucuyá (también «Mburukujá») era una muchacha española que se había enamorado de un aborigen guaraní, con quien se veía a escondidas. Mburukujá no era su nombre cristiano, sino el tierno apodo que le había dado su enamorado.
El padre de la muchacha, un militar, jamás hubiese aceptado esa relación con un hereje enemigo y, por otro lado, ya había decidido que su hija debía casarse con un joven capitán español. Al enterarse de la relación de su hija, decidió asesinar al muchacho guaraní. Mburucuyá, presa del dolor, se hundió en el corazón una flecha de plumas, la cual quedó sobre su pecho como una flor y cayó sobre el cuerpo de su amado muerto.
Tiempo después, en ese trágico sitio nació una planta nunca vista hasta entonces, la cual fue denominada mburucuyá.
La imaginación popular ve en la extraña flor de las pasionarias varios de los atributos que caracterizan el episodio de la pasión de Cristo. Así, se puede entrever la corona de espinas que le pusieron en la cabeza, los tres clavos con que fue fijado a la cruz, las cinco llagas que laceraron su cuerpo y las cuerdas con que lo ataron. El fruto pequeño y anaranjado, encierra unas semillas rojizas que se interpretan como las gotas de sangre coagulada que brotaron de las heridas del santo cuerpo.

Mburucuyá la sombra
de Eustaquio te cobija
la luna correntina
te presta su payé.
Tus hijos musiqueros
curtidos de silencio
revientan los olvidos
al son de chamamé.
II
Ya pulsan los Miqueri
sonoros instrumentos,
Antonio Niz sereno
suelta su bordonear.
Las cuerdas y los fuelles
se trenzan en el viento
el canto de la tierra
afirma el sentimiento
y allá por Manantiales
revienta un sapukay.
(Recitado)
Neike Juan Carlos Jensen
ponele a este momento
la palabra que el viento
te dicta en soledad.
Que sepan los que quieran
que nuestro sentimiento
tiene un mojón de fierro
aquí en Mburucuyá.
I
No hay varón correntino
que no sienta en el pecho
la urgencia de este tiempo
que nos convoca a hacer.
Juventud de mi tierra
asume tu esperanza
como una vieja lanza
del tiempo Imaguaré.
II
No importa compañero
el sueño que no ha sido
no importan los olvidos
que templan nuestra fe.
Los cuatrocientos años
del pueblo correntino
quieren que caminemos
juntos y convencidos
el tiempo esperanzado
de nuestro chamamé.
Mburucuyá te nombra
el canto Imaguaré!
Letra y música: Julio Cáceres

Tu Agradecimiento y mi agradecimiento

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Desde ya Millones de gracias ... 

Muchas Gracias a SAG AB por esta bella Mención

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Mi Foto en la Noche de los Museos

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