En el 2011, cuando lo conocí, no conocía su nombre y
mucho menos su fama. En aquel momento inspiró crear la publicación “El Anciano
del Octógono”, que la mayoría de ustedes conoce muy bien.
El Anciano del Octógono
Luego de ello vi su imagen retratada por un centenar
de fotógrafos, Él era un verdadero modelo.
Este domingo regresé a Uribelarrea con un grupo de
amigos fotógrafos, a algunos ya los conocía con anterioridad, con otros fue el
primer encuentro.
El objetivo era, pasar un hermoso día, y lo fue.
Llegué temprano, tipo 8:30 AM.
Empecé a caminar por la plaza, ingresé en la Iglesia,
hice un centenar de fotos. Al regreso de una caminata por el pueblo lo veo a
Él, a Don Ítalo sentado en la ventana de una vieja casona, vigilando todo a su
alrededor.
Con el zoom de 200 mm en mi cámara comencé a hacerle
fotos desde lejos, para que mi presencia no lo perturbe y para retratarlo en
estado natural.
Por más que creo, que estaba alerta a cualquier
movimiento que se producía en la Plaza.
Para la última foto, me acerqué, lo saludé. Le estreché
la mano y efectué el último retrato.
Al rato llegaron mis amigos, ellos también cumplieron
el ritual, retratarlo.
Que es como mostrar su documento a este “Guardián del
Octógono” de Uribelarrea.
Hoy el pueblo, ya no es el mismo que hace cuatro años.
Ya no es ese pueblo pequeño anónimo que parecía morir. Hoy es un lugar
turístico muy pintoresco lleno de vida, al menos los domingos.
Por supuesto, el personaje ilustre es Don Ítalo.
También se han ido incorporando otros lindos actores,
que deambulan por la plaza. Un amigo que te saluda a cada paso que das. ¿Hola,
como está? ¿Todo bien? Te dice y repite a lo largo del día cada vez que se te
cruza.
A ellos se le sumas un ejército de bellos y rellenos
perros que te acompañan por todo el recorrido por el pueblo.
Cuya central es la Iglesia o a los alrededores de los
restaurantes, donde realizan la limpieza de migas que dejan caer los
comensales.
Inteligentes ellos, al ver que van terminando la
comida en la mesa, se mudan a otra. El olor a las bondiolas, lomitos o chorizos
son su GPS para orientarse y trasladarse.
A mi partida, los dejo allí a todos, el alma, el
corazón del pueblo, sin ellos dejaría de ser Uribelarrea.