Llego a Pergamino, luego de unas cuatro horas de viaje. Como comenté tiempo atrás, dos horas lluvias , dos horas niebla. Era hora del merecido descanso y Pergamino era el lugar ideal.
Recorrer su iglesia, su estación y algún extra adicional como sorpresa y sin lugar a dudas, algunas de estas fotos y la mesa de los galanes que mostré tiempo atrás, lo fueron.
Ya en
la Plaza, la niebla la cubría, unas fotos de sus flores e ingresé a la Iglesia.
Llegué en el horario de la misa, Domingo por la mañana.
En silencio, con respeto a los fieles comienzo mi tarea fotográfica. Cuando me acerco a hacerle una foto al cura, de reojo veo al Perro. Él me clavó su mirada, le podría haber realizado una foto, pero era como incomodar a los presentes. Sigo haciendo las fotos que mostré con anterioridad y me voy hacia la puerta .
El amiguito, venía caminando por el pasillo central, yo por una de sus alas laterales. Lo vi que se dirigía a la puerta. Llegué primero, no podía perderme la escena. Él era el dueño de la imagen, sin lugar a dudas.
Y me acompañó hasta la puerta, bajé las escaleras y él firme posando como un gran modelo o guardían . Caminé hacia un lateral, por si había algo que me interesara. Y me siguió acompañando.
Cuando cruzo a la plaza, parecía que quería, pero dijo no.
Puedo reflexionar dos cosas:
La Primera, me vigilaba para que no me porte mal.
La otra posibilidad, es que prefirió ser modelo fotográfico y tener un minuto de fama, que escuchar la misa de los Domingos, que es seguro podrá asistir a la semana siguiente y difícilmente pueda verme en forma periódica a mi.
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