miércoles, 17 de octubre de 2018

Parroquia Nuestra Sra. de la Merced


PARROQUIA NUESTRA SEÑORA DE LA MERCED ESTANCIA JESUITICA
Alta Gracia - Córdoba

Una airada espadaña completa el efecto evangélico del ábside de la iglesia, trayendo en su arabesco ritmos gaditanos  y del Guadalquivir. El imafronte penetrado de lo brasileño lusitano con sus donosos contrafuertes, quebrados frontones de líneas abiertas y los originales estilóbatos de las pareadas pilastras, vibran al perfilarse por encima de escalinatas pretiles  y terrazas mientras la portada del convento, remedando el juego cóncavo y convexo  de las sabias estructuras apuntadas, interrumpe el muro de la clausura…” “… en el interior del templo remanentes hay que acreditan su antiguo ajuar y alojamiento. Entre ellos dignos de mención son el elegante confesionario y las dos hermosas puertas de bien perfilado molduraje y cuarterones labrados con óvalos, soles y filigranas.


Paravachasca, era el nombre que los indios daban a una amplia región al sur de la recién fundada Córdoba de la Nueva Andalucía.  Don Juan Nieto, compañero de expedición de  Don Jerónimo Luis de Cabrera, el 8 de abril de 1588, recibe en merced esas tierras, convirtiéndose en su primer propietario con los títulos de acuerdo a las leyes de la corona española.  Este escribano de Cabildo y luego de Gobierno,  se había casado con Estefanía de Castañeda con la cual tienen una hija llamada María.
En 1609 fallece y la merced de Paravachasca pasa a manos de doña Estafanía y su hija.  Al poco tiempo fallece ésta y la viuda, en 1612 contrajo nuevas nupcias con don Alonso Nieto de Herrera, quien se hace cargo del manejo de todos los bienes de la familia y funda una estancia a la que le da el nombre de Nuestra Señora de Alta Gracia, en honor a la patrona de Algarrobilla de Alconétar, su pueblo natal en España.
En 1623 fallece su esposa Estefanía y él hereda, plenamente, los bienes de su esposa. Al poco tiempo, don Alonso Nieto de Herrera contrajo enlace con Juana Solís Benavente, pero volvió a quedar viudo. Esta vez, en soledad y sin descendencia de ambos matrimonios, don Alonso Nieto de Herrera, a la edad de setenta y ocho años,  decide ingresar a la Compañía de Jesús, donando a ésta todos sus bienes, que eran muchos.
“…Y ansi siguiendo la voluntad, de nuestro buen Dios y Señor, de mi agradable voluntad, por servir a su divina majestad otorgo por la presente que desde ahora para siempre jamás hago gracia y donación plena, perfecta e irrevocable que el derecho llama inter vivos al Colegio de la Compañía de Jesús de esta ciudad de los bienes muebles y pastos que el Señor me ha dado que son los siguientes:
La Estancia nombrada Nuestra Señora de Altagracia a 5 leguas de esta ciudad, poco más o menos conforme a los títulos que de ella tengo…”, dice en parte la escritura de donación, dada en Córdoba el 24 de junio de 1643.

La Iglesia de la Estancia de Alta Gracia, tiene antecedentes en una capilla que había hecho construir Nieto antes de donar sus bienes. El padre Juan Pastor le escribe al padre general Goswino Nickel en 1654, diciéndole:  “… El hermano Alonso Nieto de nuestra Compañía, insigne benefactor del Collegio de Córdoba del Tucumán, pide un jubileo s su Santidad párale día de la Fiesta de la Titular de una iglesia que está en una hacienda que a dado al dicho Collegio con licencia de V.P. se lo procurare alcanzar”.
La capilla era muy precaria y los jesuitas decidieron construir otra, pero ésta tampoco entusiasmaba mucho a Nieto, a tal punto que el padre general, el 30 de enero de 1654 le escribía al padre provincial: “… El Hermano Alonso Nieto de herrera desea que la Capilla que se ha hecho a Nuestra Señora de Alta Gracia  sea más capaz y decente y que a la Santa Imagen se le haga un tabernáculo para que acuda más gente y aumente la devoción. Estimaré que V.R. coopere a lo que tiene dicho Hermano y le consuele solicitando el cumplimiento de su deseo, si no  hubiere razón o causa considerable que lo impida …”.
Más allá de la declaraciones de la esclava Lucía Trejo, es evidente que la actual obra no está emplazada donde la capilla de Nieto, en la “vieja estancia”. Al trasladarse hicieron una de “tapial”, que fue reemplazada posteriormente por la sala que hoy ocupa la biblioteca del obraje y más adelante, se construyó la actual; tarea que demandó muchos años.
No se dispone de fecha cierta de inicio  y menos definiciones del desarrollo de la obra.  Solo algunas referencias como la de 1666, donde se  afirma que Barrientos Francisco Quevedo, fallecido el 12 de diciembre de ese año, fue enterrado en la “iglesia de la estancia de Altagracia, estancia de los Padres de la Compañía; y se le dijo una misa por su alma.
El padre Luis de Roca, en calidad de provincial, visita la estancia en 1723, donde se continúan las obras en la residencia, la iglesia, el cementerio y el obraje.  En 1718, se comienza a asentar las novedades en el Libro de Cuentas de la estancia. Se inscriben los inventarios cuando un padre estanciero le entrega a otro, los bienes de la estancia. El 11 de febrero de ese año, cuando el padre Lucas Zabala le entrega al padre Diego Ruiz de Llanos, dice con respecto a la iglesia: “… Las alhajas de la iglesia constara de la entrega del padre José Mateo y solo añadió una alfombra que consta 1505 y consta del Libro de la Sacristía…”.
En las Annuas de 1720-1730, el padre Lozano manifiesta que se está terminando el edificio del obraje, pero que también, “en Alta Gracia se ha construido una hermosa capilla con bóvedas de cal y ladrillo…”.       En septiembre de 1733, en el libro de cuentas, se asienta que se han traído 600 ladrillos para la construcción de la sacristía. El 20 de abril del año siguiente, el padre provincial, manifiesta en su memorial: “… En viniendo el Hermano Andrés Blanqui dirigirá la obra de este Colegio y la del Colegio Convictorio, y también la de Altagracia, Jesús María y San Ignacio de los Ejercicios de suerte que en ninguna se le precise, a que trabaje personalmente dicho Hermano a todas, y a cada una de ellas para dirigirlas …”.

La iglesia ya estaba techada cuando llegó Giovanni Andrea Bianchi, aunque  todavía faltaba mucho para concluirla. Es sumamente probable que el proyecto del edificio corresponda al hermano Johann Kraus S.J. y que Bianchi haya dirigido  parte de la obra, en especial el obraje, desde su radicación en Córdoba en 1728.
Las decoraciones finales de portada de ingreso, fachada de la iglesia y coronamiento de los claustros son atribuibles al bávaro Harschl. El padre milanés José Brassinelli es, probablemente, el autor del retablo ejecutado en algún pueblo de las misiones guaraníes.

Texto extraído de https://www.capillasytemplos.com.ar/altagracia-estanciajesuitica.htm

CONTINUARÁ

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