Luego de un agotador viaje, me encuentro con una sorpresa en el camino.
Primero, al medio día cuando llego,
decido ir a saludar a una prima que cumple años, no pude llegar.
Luego, ante esta imposibilidad,
estirar las piernas, descansar y saborear un rico tereré con mi familia, no
pude.
Había un piquete automotor, se estaba desarrollando
El Rally de Montecarlo.
No hay problema, tengo otros familiares para visitar y que esta competencia no me lo iba a impedir, pero previamente debía documentar lo que estaba viviendo.
Estaciono mi auto en un camino libre.
De un lago todo coches de los espectadores, casi pegados contra la cuneta. Poco
espacio me quedaba. Me auto quedó en el medio, no hay problema me dije, nadie
circulará por allí.
Al minuto a gritos desencajados, un
hombre, pregunta de quién es el auto azul. No hay dudas era el mío. Decido ir a
sacarlo, pero no me iba a perder la pasada del primer auto corriendo. Le hago
una serie de fotos y voy a retirar mi auto.
Mal humorado, el hombre, me grita… “Fotógrafo tenía que ser” al verme con mi cámara al cuello. Luego, regresé a hacer más fotos.