Llego a la Estación, luego de una larga recorrida por mi Vida...
Y decido comprar un Boleto de IDA...
Sin retorno... o al menos no por estas mismas Vías.
A recorrer el Mundo, a dar vueltas por Él.
Me siento en el último asiento doble del último Vagón, en el que mira hacia el fondo. Como mirando el camino que voy dejando atrás, ante el traqueteo del Tren.
Como si mirara el pasado, para no olvidarlo.
Unas lágrimas surcaban mi mejilla... del ojo derecho caían lágrimas de tristeza, con un sabor amargo, por todo lo que dejaba. Por todo lo realizado, por todo lo que no había concretado.
Del ojo izquierdo, lágrimas de felicidad, porque un nuevo Mundo se abría a mis pies. Paisajes, ciudades y nuevas amistades.
Mi equipaje? Eran pocas ropas, esas que me calzaban en forma cómoda, por más que alguna era viejita. Era mi infaltable cámara, para retratar o documentar los nuevos escenarios. Un Cuaderno y un Lápiz, para escribir las vivencias y dejar testimonio para que ustedes vivieran lo que estaba viviendo.
Al llegar a la primera Estación, miraba por la ventana las arquitecturas que me rodeaban.
De repente, una mágica silueta se asoma
por la puerta. Una alta y bella joven con unas curvas insinuantes que hicieron
que mis ojos se abrieran con si fueran un dos de oro, de los naipes españoles.
Vestía una minifalda de cuero, color
natural, botas negras hasta casi hasta sus rodillas, una blusa fucsia y un
chaleco de hijo negro.
Una larga cabellera lacia y rubia .
Realmente mi sangre empezó a circular a
borbotones en ese mismo instante.
Se acerca a mi asiento.
Y con una dulce mirada parecía decirme:
"se puede?"
Como pidiendo permiso para sentarse en
el asiento mío.
Con un gesto tembloroso, casi
tartamudeaba con mis abrazos, le señalo diciendo un: "si, por favor"
Una hermosa y pícara
sonrisa esbozó. Quiso acomodar su valija en el porta equipajes. Estirando su esbelto
cuerpo. No alcanzaba o pretendía no alcanzar, como queriendo solicitar mi
ayuda.Como si un resorte tuviera en mi
trasero, me paré para ayudarla.
Nuestros cuerpos , nuestros brazos, nuestras manos, se tocaron. Nuestras miradas se cruzaron. Nuestros ojos se mezclaron... el color avellana de los ella y mis celestes parecían generar chispas entre si.
Chispas que pusieron mis mejillas como si tuvieran un fuego interior y de un color rojo intenso.
Nos sentamos, uno frente al otro...
Ella cruzó delicadamente sus insinuantes piernas...
Le digo: "Mi nombre es Ricky!!!"
Tocándome el Hombro, me dice:"Mercedes!!!"
con una vos muy Másculina
...........
Me sobresalto, me despierto de mi profundo y exitante Sueño ...
era el Guarda... que a "Viva Voz", gritaba el nombre de la Estación a la que estábamos llegando...
y que debía bajarme.