Un inmenso lago generado por el embalse, a primera hora, pocos visitantes, pero el calor ya se hacía sentir. Cuando ingreso a la gran obra observo un pequeño guardián que había hecho de un farol, seguro roto por un travieso visitante, su hogar.
Con cuidado, para que no se espante, le hago una foto a la distancia, luego me voy acercando para realizar el mejor retrato y logré este documento. De allí, no se movía. Firme permanecía protegiéndose del viento que reinaba.
Seguí capturando imágenes para el recuerdo, algún visitante se acercaba, pero nuestro amigo pajarito allí estaba sin inmutarse.
Luego, de la caminata, por encima del dique regreso y no lo veo, algo habrá ido a investigar, me dije.
No hay dudas, estaba paradito enfrente, en un árbol, seguramente más fresco.
Pero para asombro mío, regresó a su hogar de hierro y vidrio, quizá para darme la despedida, quizá para transmitirme la buena onda para el viaje.
En el próximo capítulo, la entrega final de las imágenes del embalse, con una deslumbrante caída de agua entre las piedras y las hierbas que entre ellas crecen.
Un ejemplo del viento presente.
La transparencia del agua es algo increíble.
Para mi es un jilguero,guardián de la puerta al viaje de las tierras con grandes energías recorridas por un sabio fotógrafo.
ResponderEliminarhermosas fotos!!!, la casa de pajarito de lujo....pero no acarreo ni una hojita, jajajaja, abrazo, Gla
ResponderEliminarVaya si se dejó fotografiar el visitante de la primera!
ResponderEliminarBien logrado!
Buen fin de semana
Elisa, en Rosario