Historia de Gualeguay, Entre Ríos
El territorio que hoy conocemos como Gualeguay, antes de la conquista era ocupado por grupos aborígenes Guayaquíes, Guaraníes, Charrúas, todos pertenecientes a la familia lingüística Tupí-Guaraní. Es relevante destacar que estas comunidades, cuyos dominios se extendían desde el río Amazonas hasta el río de la Plata, fueron de las pocas culturas que lograron mantener su idioma -el guaraní- hasta nuestros días.
Con la Batalla del Cerro de la Matanza (Victoria – Entre Ríos), encabezada por el Teniente Gobernador de Santa Fe, Francisco Antonio Mujica, se concretó la extinción de los aborígenes. Así, a mediados del siglo XVIII, las promisorias tierras de este lado del Paraná comenzaron a ser ocupadas por familias procedentes de Santa Fe y la Bajada e integradas por españoles, criollos y hasta algunos portugueses.
La mayoría de los inmigrantes se situaron a orillas del arroyo Cle, conformando el primer agrupamiento social que podría considerarse remoto antecedente de Gualeguay. Pero las inundaciones frecuentes llevaron a varios pobladores a buscar ubicación en lugares más altos, situándose al norte de la actual ciudad.
Ya en 1770 el Virrey Vértiz le otorga importancia a la zona sur entrerriana, que serviría para obstaculizar cualquier avance portugués desde la Banda Oriental; y en 1780 accede a las peticiones de Don Tomás de Rocamora, quien con mentalidad progresista entendía que la manera más eficaz de superar los problemas vecinales y atender a la defensa del sitio, era reunir a los pobladores dispersos en una villa que les proporcionara las posibilidades de compartir una vida social.
Las Leyes de Indias establecían con precisión los pasos a seguir. Primero había que limpiar y nivelar el terreno. Una vez realizado el trabajo -a veces muy difícil, por los montes bravíos propios de la provincia-, el fundador marcaba los límites de la plaza, y reservaba las cuatro manzanas de su frente para edificios públicos. El resto se repartía entre los vecinos. Las viviendas eran ranchos, con paredes de barro y techo de paja, que debían estar separados entre sí para evitar incendios. Más allá de la zona principal, se destinaban terrenos a la instalación de huertas, quintas y chacras.
A golpes de hacha, los futuros pobladores desbrozaron el monte. Corría el mes de marzo de 1783 cuando 150 hachazos cortaban, casi al compás, la tupida vegetación donde se levantaría Gualeguay. El día 19 se distribuyeron los terrenos, quedando fijada esta jornada como fecha de fundación. Al día siguiente, Tomás de Rocamora fiscalizó la elección de los miembros del Cabildo. Se decidió que la villa estaría bajo la protección de San Antonio, por eso fue llamada San Antonio de Gualeguay.
Brillante exposición "súper didáctica " saludos desde ciudad @,utomata" ...q le dice. CABA.
ResponderEliminarSaludos a todxs. Y gracias x ilustrarnos !!
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