jueves, 4 de abril de 2019

Fundación Raúl Soldi


“Recuerdo que un día, en una función del Colón, una amiga de mi mujer me comentó que había comprado una casa de fin de semana en Glew; le pregunté dónde quedaba, pues no tenia idea, y me explicó que era un pequeño pueblo a 32 km de la capital.


La ciudad nunca me ha inspirado, lo mío tiene que ver con el suburbio, con esa franja de barrios y pueblitos que hay mas allá del riachuelo, en el sur y quizás en el oeste. Por eso descubrí a Glew cuando todavía era un paramo desolado, una casita cada tanto, un hombre de a caballo, un carro, unas gallinas atravesando la calle, picoteando entre el polvo reseco de la huella.


Pasé en Glew una temporada de invierno, mientras pintaba paisajes en los alrededores del pueblo, me llamó la atención esa modesta capillita. Fue ver sus paredes blancas y decirme, caramba! Que lindo seria llenarlas de color. Por la tarde la visitaban mujeres del pueblo para rezar. Recuerdo que dejaban sus bolsas de mercado en la puerta y después seguían camino.


Quería relatar la vida de Santa Ana y pensé… si el milagro se produjera aquí mismo en Glew? Por eso el nacimiento de la virgen tiene lugar en el patio de la misma iglesia y en lo alto del mural está la casa de los Calvo que fueron casi los fundadores del pueblo.


Hojas de plátano, gallinas, molinos, flores de cardo, piedras del inca, rodocrositas, un ángel negro, mis hijos Diego y Daniel, el padre Kardec, la amiga de mi mujer que me llevó allí por primera vez forman parte de la historia de santa Ana. La gente se asombró al ver gallinas pintadas en el interior de su santuario. El párroco Jerónimo Kardec, un joven franciscano checoslovaco, fue el albañil de la obra; porque las pinturas están realmente confeccionadas al fresco. Esto significa picar la pared, revocarla y pintar con el revoque húmedo. Lo que no permite retoques, por eso hay que estar dispuesto a pintar de nuevo si algo falla.  Recuerdo que mis hijos de 6 y 7 años me ayudaban lavando los pinceles.


He querido dejar, a mi manera, un documento unido al poema bíblico. Vendrá el asfalto a arrasar con huertos, molinos y carruajes; pero supongo que todas estas vidas y estos objetos quedaran documentados en los muros de la capilla.

Trabajé durante veintitrés veranos; al lado de la capilla había un huerto con frutales (hoy en día hay una escuela). El padre Jerónimo me traía frutas del huerto. Yo las iba comiendo mientras trabajaba: ciruelas al principio; luego duraznos, peras e higos; cuando comía uvas me daba cuenta de que el trabajo correspondiente a ese verano llegaba a su fin. También nos acompañaba el padre Domingo, que venia a Glew en los veranos y tocaba Bach en el armonio de la iglesia. Jerónimo me pagaba por cada mural que concluía con una gallina y una docena de huevos frescos. Fueron los veranos más felices de mi vida. Ansiaba que llegara el siguiente para seguir trabajando en la capilla.”


“La felicidad reside en no desear más de lo que uno puede obtener.
Mi propósito no es representar un mundo diferente,
sino una equivalencia del que me rodea”
Raúl Soldi.-

Texto de la página de la Fundación Soldi http://www.soldi.com.ar/glew/

Capítulo anterior : Festejos del Aniversario del Natalicio de Raul Soldi https://rickyglew.blogspot.com/2019/04/muestra-en-el-aniversario-del-natalicio.html

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