En antiguas crónicas de
exploradores, podemos leer que por el extremo noreste del Cuartel V del Partido
de Suipacha, cruzaba una ruta carretera que conducía al interior del país. En
aquellos tiempos, hacía falta mucho valor para internarse en estas tierras
inexploradas, soportar tormentas y sortear cañadas en la inmensa soledad de la
pampa. Con seguridad en el Siglo XIX y también a principios del XX, quedaron
huellas marcadas por carretas que venían de las provincias de San Luis y
Córdoba, ofreciendo de pueblo en pueblo frutas secas, nueces, avellanas,
pimientos, azafrán, pasa de uvas, etcétera y regresaban por el mismo camino a
sus lugares de origen transportando fardos de lanas y cueros curtidos que luego
empleaban para hacer el hilado en la antigua rueca y elaborar objetos de cuero
para diversos usos.
No hay precisión con respecto a
la fecha de creación de la localidad de General Rivas, se sabe que en el año
1875 se había ido formando espontáneamente un incipiente caserío, en los
alrededores de la estancia llamada “La Castilla” que pertenecía a don Pablo
Martínez, que casualmente lindaba al noroeste con la fracción de campo del
señor Manuel Castilla. Maximina Martínez, única heredera universal de Pablo
Martínez, contrajo matrimonio con don Francisco Alori. Para una mejor ubicación
de la estancia, en la década del sesenta perteneció a los esposos Lorenza
Carrere y Martín Tipitto, a esa fecha se conservaba parte de la estructura
original del edificio.
Es posible que Alori llegara al
Pago Leones y acampara en las proximidades de la confluencia del arroyo “El
Durazno” con el de “Los Leones” el 28 de enero de 1852, formando parte del
Ejército Grande que marchaba sobre Buenos Aires para deponer al gobernador Juan
Manuel de Rosas. Con el mismo contingente militar llegaba el Coronel don
Ignacio Rivas, quien recibió su bautismo de fuego en su benemérita patria de
adopción en la batalla de Caseros. El coronel Rivas era oriundo de Paysandú,
República Oriental del Uruguay y fue admirado por sus camaradas de armas
por haber quebrado la espina dorsal del malón indio al vencer al bravo cacique
Calfucurá en el combate de San Carlos de Bolívar en el mes de marzo de 1872.
Según la hipótesis del profesor Arístides Testa M. Díaz, historiador local,
ambos habrían iniciado una amistad durante el avance del ejército hacia
Caseros.
En el país corrían aires de
progreso. Por Suipacha pasaba en agosto de 1871, una comisión de cartógrafos
que tenían como objetivo trazar la carta geográfica de una posible ruta para
construir el ferrocarril trasandino dirigida por el inglés Sir Robert Crawford.
En 1882 se constituye en Londres (Inglaterra) la “Compañía del Ferrocarril de
Buenos Aires al Pacífico” que había adquirido los derechos de la concesión
otorgada, para levantar un ferrocarril que uniera la ciudad de Mercedes (Pcia.
de Bs. As.) con Villa Mercedes( Provincia de San Luis).
En marzo de 1885 se habilita la
primera sección del ferrocarril desde Mercedes a Chacabuco pasando por Rivas y
se extendió hasta Villa Mercedes en octubre de 1886. En el año 1888 se
libró el servicio de pasajeros desde Mercedes- provincia – a Palermo (Capital
Federal). La fuerte atracción que ejerció la ciudad de Mercedes sobre los
pobladores de Rivas en los primeros tiempos, se debe a la presencia del
ferrocarril que recién se vio disminuida con la construcción del pavimento en
la Ruta Provincial N° 48, que en pocos minutos los une con la ciudad
cabecera del Partido. Es indudable que el ferrocarril cumplió una función
integradora, se puede observar que con la extensión de la línea férrea a
Chacabuco que llevó implícita la movilización de un notable números de obreros
de distintos lugares del país, muchos de ellos quedaron radicados en el lugar
con sus respectivas familias o formando hogares al casarse con mujeres de la
zona.
Hablar de los primeros
pobladores de la región es una difícil tarea de averiguación, porque muchos
residentes del lugar no eran propietarios, como el caso de nuestro
conocido Clemente Martínez, hermano de Pablo Martínez, tronco de una
tradicional familia y esposo de doña Eufemia Villafañe, que no estaba
registrado en catastro. En base a una planilla de propietarios de casas,
quintas, chacras y estancias del Pago Leones, censados en el año 1836 y del
estudio de una Carta Geográfica de 1828 y de la lectura de una nómina de
requisa de caballos para el servicio de la milicia de la Guardia de Luján
del mes de Junio de 1827, nos atrevemos a dar algunos apellidos que figuraban,
entre ellos León Silva, Luisa y Pedro Veloz, Cruz, Pedro Silva, Martínez ( con
dos fracciones de campos), Lima, Basilio Melo, Javier Montoya, Flanagan y
Kaylleng, estos dos últimos de difícil lectura por la caligrafía de la época.
En un mapa rural de Suipacha,
confeccionado antes de la creación del Partido (1864), figuraban como
propietarios en la zona nordeste, los señores Pablo Martínez, Santiago Ynsua,
Segundo Costa, Pedro Nolasco Silva, Tomás Karnen o Keenen y Pedro Silva.
Para conocer los apellidos de algunos de los primeros pobladores, se puede
recurrir a los” Apuntes para la Historia del Partido de Suipacha”.
En cuanto al área geográfica,
que ocupan los cuarteles V y VI del Partido, representa la figura de un
decágono que tiene por límites al noreste las localidades de San Andrés
de Gilés y Mercedes y por el noroeste Carmen de Areco. El poblado rural
se localiza al noreste de la ciudad cabecera, distante a veinte kilómetros por
camino pavimentado, siendo su latitud sur 34° 38’ y su longitud oeste 59° 45’.
En la actualidad el ejido urbano y suburbano se compone de un total de 28
manzanas, con una población de 231 mujeres y 225 varones, que hacen un total de
456 pobladores (Cifras del año 1998).
(( Continuará ))
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