El aguacero que
vivimos en Buenos Aires, primera semana de agosto, me la cargué en el baúl del
auto y me la llevé de viaje a Misiones.
Horas y horas,
manejando bajo la lluvia, hasta llegar a Cuatro Bocas, en la provincia de
Corrientes. Harto de manejar mirando el limpiaparabrisas, decido ponerme a
dormir y esperar mejor suerte al despertarme.
Faltaba casi la
mitad del recorrido y deseaba amanecer con un hermoso amanecer para mi cámara.
Nada de ello, al principio nublado, todo el trayecto en las rutas correntinas.
Al empezar a elevar altura sobre el nivel del mar. Las nubes planchadas sobre
los cerros misioneros. Se producía un efecto, que era una mezcla entre un
pequeña garua y neblina.
El limpia parabrisas seguía siendo mi compañía, parecía un proyector de diapositivas, con cada paso limpiaba la imágenes que se me venían frente a mí y me posicionaba una nueva escena frente a mis ojos.
Saben bien
ustedes, fanático de la niebla, estaba a mis anchas. No debía perderme ninguna
escena, todas eran un deleite para los sentidos y hacer volar mis fantasías.
Solo, tener el mayor de los cuidados al manejar.
Cada subida parecía ingresar en una nube, cada bajada era descender a la tierra.
Plantaciones de té a ambos lados de los caminos se acercaban.
Nunca los había fotografiado de esa manera.
El próximo
capítulo lo compartiré, acompáñenme en este nuevo viaje.
Que bellas! y que emotivo tu relato!! saludos!!
ResponderEliminarLa naturaleza nos brinda emoción, nos brinda companía y en ella está la niebla que es agua, uno de los cuatro elementos. Amo las imágenes que la niebla devuelve a nuestro ojos. Bellisimas tomas y jamás se está aolo, si sabemos observar. Gracias por compartir tus experiencias.
ResponderEliminarahhhh me encanta!!! tu relato nos hace vivir el viaje!!! quiero ver más!! bravo amigo!!!
ResponderEliminarME ENCANTO, TE SIGO EN EL VIAJE AMIGO
ResponderEliminarQue hermosa experiencia Ricky, un relato atrapante!! La imágenes simplemente preciosas. Felicitaciones!! Espero la próxima aventura!! Un abrazo
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