En el jardín de mi mamá había un rincón con poco sol. Allí crecían las calas. Mi hermana y yo jugábamos con ellas de mil maneras. Podían ser una copa mágica que contenía algo de lluvia o proporcionarnos el "polvo de oro" para convertirnos en princesas. Otras veces, usábamos el pistilo para desgranarlo como un choclo y cocinar para las muñecas (Ahí, mi vieja se empezaba a calentar). Lo peor era si con las uñas escribíamos nuestro nombre en la inmaculada cala. Ahí, ya nos sacaban volando!!! Mis hijas siguieron la tradición y Meli eligió calas para su ramo de novia. Abrazos MR
En el jardín de mi mamá había un rincón con poco sol. Allí crecían las calas. Mi hermana y yo jugábamos con ellas de mil maneras. Podían ser una copa mágica que contenía algo de lluvia o proporcionarnos el "polvo de oro" para convertirnos en princesas. Otras veces, usábamos el pistilo para desgranarlo como un choclo y cocinar para las muñecas (Ahí, mi vieja se empezaba a calentar). Lo peor era si con las uñas escribíamos nuestro nombre en la inmaculada cala. Ahí, ya nos sacaban volando!!! Mis hijas siguieron la tradición y Meli eligió calas para su ramo de novia. Abrazos MR
ResponderEliminarMe recuerdad a la iglesia de mi pueblo....
ResponderEliminarLas iglesias que tienen tantos años siempre tienen un encanto especial.
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