No hay dudas, cada salida a realizar fotos con Mario, es hoyo en uno.
Desde aquella salida a los Lagos Stieller en búsqueda del famoso fantasma al que, desde mi creación, todos buscan y hoy es de los post más visitado de mi blog.
Y aquel viaje inolvidable a los Saltos del Moconá y zonas cercanas. Pero en esta oportunidad fuimos a visitar el Parque Provincial Che Guevara.
Salir con él es un verdadero placer. Además de conducir su carrito para llevarme a cada lugar, como buen Caddie, me lleva el trípode. Por supuesto, la mochila con los lentes la llevo yo.
Él, a la par mía, pone el ojo y Yo pongo la velocidad y el foco en el hoyo – perdón- en el objeto a fotografiar y con un solo click, termino haciendo hoyo en uno.
Mirando la luz y las sombras en lugar de la velocidad del viento como hace el golfista.
Bah, acierto en la mejor captura, para lograr la fotografía deseada.
Bueno, eso es lo que creo y eso es lo que Él también cree. Por más que Yo quedo satisfecho, la crítica del resultado está en vuestros ojos, en sus corazones, que dicen acierto o error.
Cuando íbamos al Parque nos detuvimos en la capilla de Santa Rita, de la que ustedes disfrutaron algo ya. En el Parque visitamos el Museo y por un sendero llegamos a las ruinas del hogar inicial del Che.
En la caminata por uno de los senderos, llegamos a una preciosa cascada.
Aquella bella mariposa transparente, estaba allí. También un escurridizo alacrán, que se encontraba descansando dentro del nido fotografiado. No insistimos. La Madre Naturaleza no lo deseaba, el alacrán no se había maquillado lo suficiente para salir en mis fotos. Acá, los dos erramos y no hicimos hoyo en uno. Pudimos seguir intentando, pero no. Será para una próxima oportunidad.
Lo único que no podemos compartir es el sonido del agua al escurrirse hacia el Paraná, las aves cantando bajo el sol entre las hojas y las ramas que se movían por acción del viento reinante en ese momento.
Luego, como siempre, un buen almuerzo o cena con el Caddie, que además de guía es un gran Gourmet. Nos llenamos la panza, para decir corazón contento. No podemos negarlo, ambos tenemos buen diente y algunos gramos de más- aclaro- sólo unos gramos.
Por supuesto, que la comida va acompañada con la crítica a nuestro trabajo, desde el lugar recorrido hasta las fotografías obtenidas. Pero lo principal, hacer volar nuestra imaginación para un próximo “hoyo en uno”, que vamos reafirmando en nuestras charlas telefónicas semanales.
Mario, no es sólo Mario, su segundo nombre es Ricardo. Además del nombre, nos une el lazo familiar. Somos algo así como primos segundos pues nuestros padres son primos directos.
Un gran tipo, para realizar reuniones y excursiones.
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