Él sigue presente en
estas tierras. El día en que se marchó físicamente ha dejado sus marcas en la
tierra.
Hoy, la tierra muestra
sus arrugas por tantos años pasados. Inviernos con heladas que formaron
escarchas sobre ella, congelando la poca humedad existente.
Veranos nada benévolos
que también dejan sus huellas resecando las hierbas, yuyos, arbustos y la misma
tierra. Es seguro que estas grietas son tan profundas como el dolor sufrido por
Tuvicha Mirim y su pueblo cuando partió.
Ese pueblo, mezclado en
la tierra, sale de sus profundidades resquebrajando la superficie con el deseo
de resucitar en cuerpo y alma nuevamente y expresar su grito de libertad.
Hoy se trasladan con los
diferentes cursos de agua moldeando su llanura, su hogar eterno.
El agua los arrastra y
los deposita en diferentes lugares, dibujando nuevos paisajes. Ellos sin lugar
a dudas, son esa arquitectura polimorfa que construyen: crecen y luego
vuelven a desaparecer o trasladarse,
como nómade pueblo que fueron, a través de las ondulaciones de la llanura.
Se aferran a los árboles
o sacan a relucir las raíces, como muestra de que sus venas se prolongan hasta
las copas para respirar mejor y fortalecerse.
Caminos, puentes de
madera o fierro, casas de ladrillo y hormigón, crecen y parecen afirmarse sobre
la tierra. Pero ellos, desde abajo, fuerzan por respirar y salir latiendo
fuerte y agrietando todo lo que se posa sobre la superficie.
Gritan “¡Estamos vivos!
No habrá modernidad que pueda tapar tanta historia de nuestros antepasados”.
Socavando terraplenes
como una eterna y silenciosa guerra de la naturaleza, de la que ellos fueron
elemento esencial.
Excelente, como todos tus trabajos. Me quedó pendiente explicarte por qué me llegan tanto las fotos del lecho arcilloso del río.
ResponderEliminar1) Así se veía el arroyo del campo cuando no había llovido bastante. Normalmente, entrábamos por el km 90 de la ruta 2 (ahora está el peaje). De allí, eran unos 6 km por tierra. Pero si el verano venía seco, se podía entrar antes del puente del Samborombón y seguir el cauce del arroyo. Eso ahorraba como media hora. Llegábamos hasta ahí y bajábamos a "estudiar" el asunto. Esa era la primera imagen de las vacaciones: un lecho resquebrajado, que tenía que estar bien seco para bancar el peso del viejo Chevrolet con todos nosotros y los bártulos. Eran años maravillosos... ni te cuento cuando el tío Raúl se equivocó de huella y estuvimos dando vueltas en redondo como dos horas!!!
2) Mi querido maestro Guillermo Magrassi, comenzaba sus cursos con una foto (diapositiva) similar. Decía que los pueblos americanos eran como la tierra que sufre inundaciones y sequías dramáticas y entonces queda así, fragmentada, agrietada, cada parte aislada de las otras. Sólo el esfuerzo por comunicar las partes de ese gran rompecabezas puede ayudar a construir una nueva identidad americana que sea suelo fértil para la cultura de la diversidad. Escribo esto (sus palabras) y se me cae la lágrima. El año próximo se cumplirán 25 años sin él y sigue doliendo su ausencia. Si armo algo con mis compañeras, seguro te pido la foto para ese día.
Bueno, ya te cansé los ojos con tanta lectura , un abrazo grandote! MR
los árboles se esmeran por crecer en cualquier terreno, lleve a casa una plantita de zapallo q crecio entre escombros en una obra en construccion. Ntro planeta tierra no termina de sorprender con sus paisajes! buen viernes amigo...
ResponderEliminarQué buena la secuencia de fotos. Y el milagro del agua.
ResponderEliminarHermosa realidad sobre la Naturaleza, la cual de diferentes modos siempre se hará presente para decir ¡Aquí estoy! y asomará su nuevo rostro, con la piel cuarteada como este suelo, con retoños que pujan por crecer y ser árboles. Excelente texto y una belleza la secuencia de las fotos¡Felicitaciones Ricky Kimmich!!!
ResponderEliminarCarmen Vargas
Maravillosas estas fotos! muy impactantes!! felicitaciones!
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