Como si fuera un agradimiento de aquella oportunidad
en que ayudé a salir de mi casa a un familiar,
este colobrí posó calmadamente en un par de plantas
para que yo le tomara un primer plano.
Muchas gracias ...
Primera parte
Colibrí
Arco iris que vuelas
con alas de cuarzo radiante,
tu canto breve,
engalana el jardín
anunciando a mi alma
tu etérea presencia.
Brasita del Fuego que no quema,
vives fluyendo desde siempre
en el tiempo del sin-tiempo;
de la mano del Eterno.
Rayo del Aire que vuela,
tu sabes quitarle peso
a la flor de la existencia;
libas con unción su delicado nectar
y transmutas lo denso en lo sutil
flotando en el Eter con regocijo sin igual.
Bendice nuestro Hogar,
Gaia o Casa Planetaria;
para que nuestras almas,
liberen todos los pájaros,
y nos colmen de alegría
las cosas simples de la Vida.
Al tener lo necesario,
abandonas lo superfluo
y obtienes de la carencia,
la potencia que otorga
la abundancia plena.
Gracias por enseñarnos
a morir en cada vuelo;
y a renacer a cada instante,
lanzándonos al vacío,
sin miedo alguno,
hasta que podamos alcanzar
la plenitud de la conciencia.
Toda vez,
que desandamos el sendero,
sí, el de los pasos internos,
percibimos la fuerza inmensa del desapego;
y entonces,
la Providencia sonríe socarrona,
abriendo el corazón con regocijo,
para darnos Su Amor
a manos llenas.
Hemano Colibrí,
diminuto polvo del Viento,
con tu pico alado
nos recuerdas el valor de la pequeña obra;
bebe del Agua Viva
que nos nutre con Amor
y con tus alas abiertas,
abraza el misterio del nuevo aliento,
para que podamos juntos construir
la Nueva Humanidad.