Ya habían pasado unos 20 minutos y nada, solo las lindas fotos que ustedes vieron en el capitulo anterior y les dije que si me movía volaba, por consiguiente debía hacerlo pero con un ojo pegado a la Garza y el otro en la cámara.
Y así fue, voló al lugar exacto enfrente en donde había iniciado mi terapia, hubo un cambio de roles, no hay duda.
Feliz con mi primera captura y con la calma suficiente para contemplarla y si se movía nuevamente disfrutarla a pleno.
Si se lograba algo más, premio extra. Así fue, unos tres minutos más
tarde una preciosa toma.
Bingo diría algún jugador, porque también fue un poco de juego, un poco
de distracción y de gran disfrute.
Ahora, a seguir observando el paisaje con ojos atentos a una nueva
captura.