Estaba descansando, luego de llegar a los 4600m de altura y desde el cielo, un Cóndor voló sobre nosotros y dio la señal, “gente”
De repente se hizo presente la Guardia de Honor terrestre del Pico Tunari, un grupo de Llamas muy confianzudas, corajudas y sin un pelo de miedo a investigar quienes estaban sentados al borde del lago contemplando el paisaje y reponiendo energías para el regreso.
Sin temor se acercaron a pocos metros de nosotros, nos observaban y seguramente se decían este de barba quien será, no es de acá, esperemos que no sea el mismo que 44 años atrás anduvo por esta zona y nuestros padres lo vieron recorrerla y justo unos días antes del aniversario.
¿Che, no sos vos? Parecían preguntarme. Saqué mi arma pacifista, mi cámara, que seguramente es la que generará revolución hoy en día y las retraté, a cada una de ellas, muy coquetas todas.
Posaban sacando pecho y sin quitarme la mirada, luego siguieron su camino en búsqueda de alimento y seguramente investigando si no había algún otro visitante extraño.