No sabía bien que titulo ponerle a esta Foto, casi en un momento le quería poner un tono humorístico y hubiera sido “Auto retrato”, pero no, mi imaginación voló a mi infancia, a mi escuela Primaria, a la escuela de cuya capilla pintó el Maestro Soldi, a la Santa Ana, la cual recorrí hasta cuarto grado y recordé un libro de lectura con el cual aprendí a leer, “Platero y yo” de Juan Ramón Jiménez.
A continuación, los primeros renglones que más de uno a recitado de memoria y el link del Libro para recordarlo nuevamente aquellos que acumulan historias en sus arrugas como yo o para que mis Niños seguidores del blog se recreen con nuestros primeros pasos en la Lectura.
Platero es pequeño, peludo, suave; tan blando por fuera, que se diría todo de algodón, que no lleva huesos. Sólo los espejos de azabache de sus ojos son duros cual dos escarabajos de cristal negro.
Lo dejo suelto, y se va al prado, y acaricia tibiamente con su hocico, rozándolas apenas, las florecillas rosas, celestes y gualdas...
Lo llamo dulcemente: ¿Platero? y viene a mí con un trotecillo alegre que parece que se ríe en no sé qué cascabeleo ideal...
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